¡Hola diveralumnos!
Os he dejado un
tiempecillo abandonados para disfrutar del caluroso y brillante sol del verano,
pero ya estoy aquí de nuevo.
Para volver a
engancharos a este blog de lengua, os dejo una curiosidad sobre el Quijote.
¿Conoceis a la mujer
que llevó el Quijote a China? ¡Pues aquí os dejo su emocionante aventura!
Yang Jiang, la
prolífica escritora y traductora china que permitió que centenares de miles de
chinos descubrieran el Quijote, murió el 25 de mayo a los 104 años en un
hospital de Pekín. Yang fue la primera persona que tradujo la versión completa
de la obra de Cervantes al mandarín. Para lograrlo empezó a estudiar el español
a los 48 años e hizo frente a una de las peores épocas de la historia moderna
para los intelectuales chinos: la Revolución Cultural.
Nacida en Pekín el
1911, justo cuando el último emperador chino Puyi abdicó del trono, se licenció
en Ciencias Políticas en la Universidad de Sochoow (ubicada entonces en la
actual ciudad de Suzhou) y realizó después un máster en Literatura Extranjera
en la prestigiosa Universidad de Tsinghua, en la capital china. Allí conoció a
su marido, Qian Zhongshu, que más tarde se convirtió en uno de los más
prominentes escritores y académicos chinos. La pareja, de hecho, es una de las
que gozaron de más prestigio literario en el país durante el siglo XX.
En los años treinta y
con su marido, Yang viajó a Francia y Reino Unido, donde aprendió el francés y
el inglés. Al volver a su tierra natal se dedicó a traducir principalmente
obras de teatro —de estos dos idiomas al chino— ante los retos que suponía la
complicada y en ocasiones turbulenta situación política del país. En los años
sesenta del siglo pasado, cuando Mao llamó a los jóvenes a llevar a cabo la
Revolución Cultural, ella y su marido fueron enviados al campo, donde vivieron
varios años realizando trabajos forzados y alejados de los libros. Sobre este
periodo publicó posteriormente Seis historias en la escuela de cuadros, que
relata de forma sutil pero detallada cómo trataron de reeducarlos.
Su relación con el
idioma español empezó con La vida de Lazarillo de Tormes, novela que tradujo
primero en 1950 del francés y, más adelante, directamente del español. En 1957,
se planteó hacer lo mismo con el Quijote, pero después de leer hasta cinco
traducciones de la obra —al inglés y al francés— decidió que ninguna de ellas
resultaba lo suficientemente buena ni transmitía el alma del original. Con casi
50 años empezó a aprender español porque, según afirmó después, su cometido era
“traducir ideas, no textos”.
La tarea le llevó
varios años y finalizó los dos primeros volúmenes (de los tres que la editorial
le había encargado) en 1966, justo en el momento que irrumpió la Revolución
Cultural. En 1972, una vez pudo volver a Pekín y con un entorno político algo
más favorable, retomó desde el principio la traducción de la obra maestra de
Cervantes, que finalmente fue publicada en 1978. Desde entonces se han
repartido más de 700.000 copias de su traducción, según informó la televisión
estatal CCTV.
Los medios estatales
chinos han lamentado la muerte de Yang, a la que describen como “la esposa más
virtuosa y la mujer con más talento”. En 1986 fue condecorada con la medalla
Alfonso X El Sabio por su contribución a la difusión de la cultura y literatura
española en China.
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